Reside desde hace tres años en Sérindar, una apartada aldea al norte del país. Su vida allí es aburrida, pero le proporciona la seguridad que necesita. Y es que, pese a que las hechiceras suelen desarrollar su marca en la niñez, Nalia aún no tiene la suya. En cambio, posee un tatuaje en el interior de su muñeca que representa un peligro para sí misma. Cada vez que alguien lo ha descubierto, ha tenido que huir para salvar su vida.
Vivió en Danasha, capital del país, hasta los catorce años. Fue allí donde aprendió a valerse por sí misma, mejoró su puntería y se decantó por el combate con dos armas. También desarrolló su ingenio y la astucia necesaria para ganarse la vida cuando no tienes absolutamente nada.
No soporta que nadie insulte a su raza, pese a que tan solo ha conocido a cinco hechiceras en toda su vida, literalmente. Odia que la consideren débil y se rían de ella, que no la llamen por su nombre y que la menosprecien por sus orígenes, pero sobre todo, odia a los cazadores, a los elementalistas y a los caminantes de la brecha, a los que considera culpables de la caída de su raza y la extinción de los druidas.
Su personalidad no suele dejar indiferente a nadie, y para ella es fácil hacerse querer. Valiente y decidida, está dispuesta a casi cualquier cosa por defender a sus amigos. No teme enfrentarse al peligro y no suele huir de él, hasta el punto de buscarlo de forma innecesaria.
La adoro, sin más. Es una gran protagonista, tiene una personalidad tan trabajada y completa que puede cargar con el peso de la historia sin problemas. Es de esos personajes a los que tomas cariño de verdad.
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